sábado, agosto 17, 2013

Castigos

Vivir de ilusiones es como comer del aire: siempre llegará el momento en que notes un terrible vacío en el estómago.
Vivir de sueños está condenado al fracaso: en el mejor de los casos despertarás cegado por una luz intensa; en el peor, de una merecida bofetada.
Vivir de opinión ajena es envenenar la mente con lo que nos resulta más conveniente.
La árida verdad. ¿Se puede vivir de eso?

Padece Tántalo por no poder alcanzar el objeto de sus desvelos, que se escapa cada vez que alarga la mano para cogerlo. Pero ¿qué pasa con quién no sabe de néctar ni ambrosía? ¿Se les puede llamar infelices por desconcer los deleites de los dioses? ¿No son ellos los más afortunados, pues no corren el riesgo de perder y nunca se añora lo que no se ha tenido?
¿Nunca?
¿O sí?

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