lunes, junio 25, 2012

Pesos pesados

Perdón por la ausencia.No voy a perder el tiempo con razones ni excusas. Mejor os cuento alguna cosilla.

Vale. Hoy vamos a hablar ....del peso (en realidad, no, voy a hablar yo y vosotros leéis, y si sois tan amables de comentar, me haréis muy pero que muy feliz y si es para llevarme la contraria, más aún). Principalmente, porque con el verano aquí ya y la gente en plena operación bikini desde hace meses (los más previsores) o días (los menos), el asunto es algo así como el trending topic (véase la referencia Twitter) en nuestro día a día. O, por lo menos, en el mío.

Pero este no va a ser un post sobre dietas, consejos, motivación, ejercicios.....Nada de eso. Sobre dietas no puedo decir nada, porque nunca he hecho una y tampoco estoy muy segura de que fuera capaz de seguirla; sobre ejercicio tampoco, porque el deporte es mi punto débil desde hace años. Ni tampoco tengo nada que aportar sobre consejos o motivación que no hayáis oído ya.

Y tampoco voy a defender a la mujer real de talla 40, que pulula por las calles, temerosa de que surja de la nada un dedo acusador que ponga de manifiesto a voz en cuello que debería darle vegüenza salir a la calle con esa figura, que no la queremos ver y que debería hacer algo al respecto.

(Por el amor de Dios, no os toméis esto último como mi opinión personal, que no es más que una dramatización de lo exagerada que llega a ser la publicidad de la mujer prefecta).

Sobre lo que quería yo escribir precisamente es sobre la otra mujer.
Esta mujer.


Y no, no hablo de Keira Knightley ni sus impresionantes abdominales (guau), sino de la chica que es naturalmente delgada (o muy delgada) y no puede hacer nada por evitarlo. Porque sí, amigos, existen, están ahí fuera y tampoco ellas lo llevan bien.
Y todo esto lo sé porque es el problema que tengo yo.
Habrá quien piense que qué envidia, que es estupendo y que nos quejamos de puro vicio. Pero nada más lejos. Los extremos siempre son malos, y estar tan delgada no es agradable.

Problema uno: la ropa. ¿Qué os pensáis, que con una talla 32-34 en España se encuentra MUCHA ropa? Pues no, sobre todo porque este es un país de cuerpos con curvas, e incluso las tallas pequeñas tienden a estar desproporcionadas. Además de que hay muchas tiendas en las que pedir una 34 es pedir milagros, pero la 32 ni existe. Acabamos llevando ropa de niño (H&M, my friends) y no nos engañemos, eso limita mucho el tipo de ropa que vas a encontrar. Yo para encontrar una camisa con las pinzas donde las debe tener lloro. Y no es broma.

Problema dos: imagen personal. O sea, ¿creéis que nos gusta? Esto es como todo, habrá a quien le guste más y a quien menos y quien a fuerza de costumbre se ha acostumbrado. Pero yo por ejemplo que pierdo peso simplemente porque me muevo mucho me miro en un espejo tras perder un par de kilos sin querer y me veo los brazos tan finos, las costillas sobresaliendo por todas partes... no, no me gusta, me doy impresión. No me veo sexy, no me veo mona, veo un palo. No me gusta ir a la playa porque me da vergüenza que me vean en bikini. No me pongo prendas muy ceñidas porque parezco Jack Esqueleton. Te acostumbras, pero no es lo que elegiría.

Problema tres: las opiniones de los demás. Si veis a una chica entradita en carnes, ¿vais y le decis: "Pff, tía, en serio, me das un poco de grima, deberías perder peso, ¿eh?"? (espero que la respuesta sea "no", porque si no tenéis un buen par de ost...). Pero es bastante más normal ver a una chica delgada y decirle: "Madre mía, estás super flaca, por Dios, come algo, que parece que estés anoréxica". Sí, gracias, a mí también me encanta parecer un experimento del doctor Muerte. Estoy harta de leer comentarios en fotos del estilo "qué asco dan", "están promoviendo que las demás nos muramos de hambre", "anda y dale un buen bocadillo", "qué se cree, que es modelo o algo?", bla, bla, bla y por ese estilo. Por favor, antes de soltar una perla de ese estilo, tened en cuenta que quizás estéis sacando a relucir uno de los peores complejos de esa persona. ¿Os gustaría que se metieran con vuestros tobillos gruesos, narices desproporcionadas, orejas salidas o demás rasgos molestos?

Problema cuatro: la comida. "Ah, qué guay, pero tú puedes comer lo que quieras". Sí y no. Sí, puedo comerme ese donut glaseado que a ti te duele. Pero hacer una dieta para poder engordar es tan duro como hacer una para adelgazar. Morirse de hambre es tan desagradable como atiborrarse sin hambre de comida que tu cuerpo ni quiere ni necesita. ¿Alguna vez os habéis pasado comiendo en alguna fiesta y os habéis sentido mal toda la noche, como a punto de estallar? Pensad en esa sensación con cada comida, porque o coméis mucho más de lo que vuestro cuerpo acepta o quemaréis la comida que ingiráis a los 20 minutos. Y no es broma: yo en una ocasión fui al médico porque en un mes pase de 43 kilos a 39 y estaba muerta de miedo. La médico pensó que era un problema de hormonas y me mandó análisis. Por suerte, no era nada, pero su prescripción fue que comiera de todo lo que me apeteciera, que hiciera la siesta tras las comidas y que nada de deporte. Suena a sueño, pero yo no sé estarme quieta, sólo con moverme quemo todo por nervios. Me cuesta horrores comer sin hambre.

En definitiva, que estamos todos jodidos con el tema del peso. Unos por mucho, otros por demasiado poco, pero hay que tener un poco de sensibilidad con los del otro extremos, porque, amigos míos, nunca sabemos qué hay dentro de la cabeza del de enfrente. 


1 comentario:

  1. Entiendo lo que dices, y no dejo de sentirme culpable porque aun leyéndote y viendo lo mal que lo pasas, seguía teniendo envidia de ti. Pero no sé si sentirme culpable o sentir asco por esta sociedad que hace que envidiemos incluso a la gente que lo pasa mal de puro delgado.

    Pero en cierto modo me identifico contigo, porque yo no estoy flaca, pero la mitad superior de mi cuerpo no tiene grasa (excepto los brazos) y se me notan las costillas flotantes, cada una de las vértebras de la columna, la clavícula, y a veces la tráquea. Y reconozco que, al menos lo de la columna, me acompleja bastante. Ojalá toda la grasa de mis muslos se fuera para allá arriba.

    No sé, me parece que deberíamos asquearnos de todo esto, de quien nos educa para que, seamos como seamos, nunca estemos contentas.

    Consuélate pensando que eres preciosa, tienes una personalidad increíble y, no sé, a mí por ejemplo me encantan las chicas con tu fisionomía. Vaya, que si no tuviera novio... xD

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